La Municipalidad ordenó y facturó la compra de Ranitidina, suspendida por la ANMAT y cuestionada en varios países del mundo. La oposición pide informes.
La orden de compra y posterior facturación de un lote del medicamento Ranitidina por parte de la Municipalidad de Alta Gracia genera un revuelo político en esa ciudad. Se trata de un producto suspendido en diciembre por la ANMAT y cuestionado en varios países del mundo, por eventuales efectos nocivos que tendría sobre la salud humana.
A fines de marzo, la oposición legislativa en el Concejo Deliberante planteó el tema en el recinto mediante un pedido de informes, que solicitaba además la presencia del secretario de Salud municipal Franco Agazzi. Mayoría mediante, el oficialismo frizó el pedido, y en declaraciones mediáticas Agazzi y el intendente Marcos Torres señalaron que el caso se origina en “un error de tipeo” y que la ranitidina nunca llegó a los dispensarios municipales.
En la continuidad de la polémica, este lunes la oposición nucleada en Alta Gracia Crece reavivó el tema mediante un comunicado de prensa, en el que señala que “es deber dar explicaciones a los funcionarios públicos cuando se les requiere”, entre otras consideraciones vinculadas a la transparencia de las compras y contrataciones municipales. Además, difundió la factura de compra por 1.500 unidades de Ranitidina en su versión de 150 gramos, a razón de 3,20 pesos la unidad, con fecha 16 de febrero de 2021.
En distintos países del mundo la Ranitidina ha sido prohibida, por la presencia de una molécula potencialmente cancerígena. En la Argentina, la ANMAT la suspendió preventivamente a fin de año, mientras sigue en estudio su eventual nocividad.
El medicamento se usa para tratar úlceras; reflujo gastroesofágico, una condición en la que el reflujo del ácido del estómago provoca pirosis (calor estomacal) y lesiones en el tubo alimenticio (esófago); y en aquellas condiciones en las que el estómago produce demasiado ácido, como el síndrome de Zollinger-Ellison.