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El joven aspirante demócrata a la Casa Blanca, Pete Buttigieg, sacudió la interna demócrata al liderar los resultados parciales de la votación en los caucus de Iowa. Su gran desempeño fue un soplo de aire fresco para el escenario político estadounidense, ya que se trata del primer precandidato abiertamente homosexual que triunfa en primarias. Para hacerlo, Buttigieg debió superar a grandes figuras del partido demócrata como Bernie Sanders, Elizabeth Warren y Joe Biden. El recuento oficial en Iowa estuvo manchado por una demora inédita debido a fallas en el sistema informático.
Pianista y egresado con honores en Harvard, Pete Buttigieg siguió su carrera en Filosofía y Política con una prestigiosa beca Rhodes en la Universidad de Oxford. Habla español, italiano, francés, árabe, danés y maltés. En 2014 fue combatiente de la marina en Afganistán y al volver de la guerra declaró públicamente que era gay. Luego se casó con su pareja, el maestro Chasten Glezman.
Con 38 años recién cumplidos, el exalcalde de la pequeña ciudad de South Bend, Indiana, se mostró tranquilo y confiado a lo largo de la campaña previa a los caucus de Iowa. Buttigieg marchaba cuarto en las encuestas, pero tras su sorpresivo triunfo se posiciona con buenas perspectivas de cara a las internas de New Hampshire, Nevada y Carolina del Sur.
Adoptando una posición de centro, Buttigieg se embarcó en la batalla por la Casa Blanca el año pasado. Entre sus grandes oponentes en la interna demócrata figuran el exvicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, que lidera las encuestas a nivel nacional, y el senador Bernie Sanders, la gran esperanza del ala izquierda del partido, que perdió con Hillary Clinton la nominación en 2016.
Los dos septuagenarios fueron derrotados en Iowa por un joven sin experiencia en Washington. A Sanders lo supera por una pequeña diferencia. Con el 75 por ciento de los votos escrutados, se impone con el 26,9 por ciento de las preferencias, sobre el 25,2 de Sanders. Pero a Biden le deja mucho más atrás. Lo relegó a un cómodo cuarto lugar, por debajo de Elizabeth Warren, sumando apenas un 15 por ciento del total de los votos.
Buttigieg no reniega de ser todavía desconocido para muchos estadounidenses. «Cada vez que mi partido llegó a la Casa Blanca durante los últimos 50 años, fue gracias a un candidato nuevo en la política nacional, centrado en el futuro, no moldeado por el estilo de vida de Washington y allanando el camino para una nueva generación», dijo en un acto el fin de semana pasado en Waterloo, Iowa.
Sus opiniones más moderadas sobre la cobertura de salud y los impuestos podrían convencer a los votantes de centro, en particular a los independientes y los republicanos que votaron por Trump pero ahora buscan una opción que supere la polarización.
Debido en gran medida a su capacidad oratoria, el candidato tiene una gran llegada entre los jóvenes, que evitando la difícil pronunciación de su apellido lo llaman Pete, a secas. Pero Buttigieg todavía no despierta pasiones entre los votantes afroamericanos y latinos, un electorado clave para ganar las elecciones. Ese será uno de sus grandes desafíos.
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