¿Quién necesita a Centurión? – Olé

Cualquier equipo del fútbol argentino necesita un Centurión: gambeteador, encarador, atrevido, desequilibrante. Ningún equipo del fútbol argentino necesita un Centurión: líos, escándalos, las cámaras de Intrusos en los entrenamientos, grescas al costado del campo. Cualquier técnico sabe que Centurión puede ser una solución, cualquier técnico sabe que Centurión puede ser un problema.

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​Cualquier dirigente sabe que traer a Centurión puede significar un gran negocio, cualquier dirigente sabe que el gran tema con Centurión son sus momentos de ocio. Se fue a México, país tan sísmico como él, donde en el San Luis jugó 12 partidos (apenas cinco de titular, un gol). Una de sus últimas -y más recordadas- apariciones en la TV argenta fue aquel diálogo con Ruggeri, cuando a los consejos del Cabezón respondió a puro sincericidio: “A la noche no tengo sueño, quiero ir a tomar algo todos los días”.

Está claro: en el circo mediático del fútbol, Centurión jamás logró domar su fiera interna. Y, paradójicamente, con sus desboques, salidas, bravuconadas, ha sido uno de los futbolistas que más han alimentado a ese periodismo al que tanto acusa de apuntarlo y de perseguirlo.

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El caso es que Centu ahora suena en Vélez. Y esto resulta, como mínimo, llamativo. Principalmente por el perfil de su entrenador, Gabriel Heinze, hombre apegado a los grupos jóvenes y disciplinados, padre severo capaz de limitar el uso de los celulares o prohibir la PlayStation entre los jugadores. Si Heinze, que ya ascendió con Argentinos, que agarró a un Vélez comprometido y lo llevó a pelear arriba, que recuperó a un Fernando Gago que parecía alejado de las canchas, logra ahora domar a un personaje como Centu, habrá cosechado uno de esos títulos que no figuran en los palmarés pero que hacen a la carrera de un gran entrenador.

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Más allá de esto, queda claro que en estos momentos Centurión necesita más a un club como Vélez, que lo que Vélez necesita a Centurión.