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Dos semanas después de dejar la conducción de Boca Juniors, tras la derrota de su candidato, Daniel Angelici reapareció en escena con uniforme de político. En la fiesta de fin de año de su agrupación, Radicales por Argentina, reflotó su intención de ir por la presidencia de la UCR porteña, en abierto desafío al histórico líder del distrito, Enrique Nosiglia, a quien acusa de “traición” por haberse inclinado a último momento en favor de la fórmula Ameal-Riquelme, triunfante en la interna xeneize.
Angelici en Vita, el boliche donde cerró el acto de fin de año de su línea interna.
“Terminamos un año duro por las derrotas en la elección nacional y en Boca. Pero tenemos que prepararnos para ir en marzo por el partido”, arengó el lunes a su tropa en Vita, un boliche de Palermo Soho, enfundado en una chomba blanca. En realidad, el mandato del nosiglista Guillermo de Maya fue prorrogado hasta abril y todavía no hay fecha de internas.
Cuentan en su agrupación política -donde aseguran que sumaron más de 15 mil nuevos afiliados- que Angelici se abstuvo de hacer una bajada de línea más extensa para no incomodar a invitados de otras líneas internas. Hablaban sobre todo del diputado Emiliano Yacobitti, el delfín de Nosiglia que no descarta dar pelea también por la jefatura del distrito. Nosiglia no fue invitado al baile.
Juan Román Riquelme en el acto de campaña de Enrique Nosiglia en Boca, junto al candidato ganador, Jorge Ameal.
La relación entre el Tano y Coti, los apodos que utilizan en sus largas sesiones de rosca, viene de lejos. Pero se estrechó por una cuestión de vecindad. Cuando Angelici compró la quinta de enfrente, en Pilar, Nosiglia ya era un experimentado operador en la sombras en la UCR. Angelici le copió la metodología, aunque su incursión fue dentro del macrismo. Fútbol, política y negocios son un trípode que combinan naturalmente.
La vinculación de ambos con Mauricio Macri y con Boca fue alternativamente motivo de convergencias y de disputas.
El ex ministro alfonsinista se jacta de haberle facilitado a Macri el trampolín para proyectar su imagen pública, al cederle su agrupación, Por un Boca mejor, para la primera campaña exitosa en el club.
Corría 1995 y Angelici le daba a Rodolfo Terragno un voto decisivo para acceder a la jefatura del Comité Nacional. Era delegado de la Juventud Radical, su último cargo en el partido. Tras un tiempo dedicado a sus inversiones en los juegos de azar, retomó la política armando la pata radical del PRO. Se convirtió en el operador judicial de Macri, quien lo hizo debutar en Boca de un modo poco ortodoxo.
Daniel Angelici con Emiliano Yacobitti, su aliado y casi seguro rival en la pelea por el Comité Capital de la UCR.
En 2007, le prometió dos lugares en la lista de legisladores porteños y sólo le dio uno: lo compensó con un cargo en la Comisión Directiva de Boca. Así Angelici se convirtió en tesorero de la fórmula Pompilio-Ameal e inició una carrera meteórica que lo llevó 4 años más tarde a la presidencia del club.
En 2015, Angelici y Nosiglia se asociaron para empujar a su estilo -desde bambalinas- la alianza de la UCR con el PRO que llevó a Macri al poder. Dos años más tarde tuvieron el primer desencuentro fuerte. Coti se distanció del macrismo porque se negaba a darle internas en Capital a su ahijado político, Martín Lousteau.
Fue entonces que el Tano volvió a su partido de origen y les prometió al Presidente y a Horacio Rodríguez Larreta desbancar al nosiglismo. Al final, terminó disputando la interna en sólo 5 de las 15 comunas (las perdió todas, incluso en La Boca) y acordando una lista común para el Comité Nacional, que encabezó el propio Nosiglia.
Enrique Nosiglia encabeza el acto de campaña con Juan Román Riquelme y Jorge Ameal en Villa Malcolm.
“Sin-vergüenza”, soltó filosa Elisa Carrió en su cuenta de Twitter, junto a la foto de Coti y el Tano compartiendo un acto solidario de Boca. A la cofundadora de Cambiemos le había llegado el chisme -bien orientado- sobre la intervención de Macri para que sus dos “amigos” hagan las paces y evitar así que Lousteau le armara una lista paralela que empañara su ilusión reeleccionista en 2019.
La sociedad caminaba sobre ruedas hasta que se interpuso nada menos que Juan Román Riquelme. Desde la agrupación de Nosiglia -un verdadero emprendimiento familiar que alberga al hermano y a los hijos del histórico dirigente- aseguran que antes de pegar el salto a la lista de Jorge Ameal hubo un alerta.
“Con este pibe no podemos ganar”, dicen que el Coti le advirtió a Angelici en referencia a su candidato, el ex funcionario macrista Christian Gribaudo. Sin embargo, el Tano contaba a los Nosiglia como tropa propia. Sobre la hora, el ex ministro del Interior coló en la nómina de Ameal a su socio Natalio Messri en la Comisión Fiscalizadora. Pero lo que más enojó a Angelici fue que Nosiglia, reacio a hablar en público, llevó a Riquelme a un acto en el club Villa Malcolm, donde bajó línea de campaña. “Traición”, sonó en el campamento angelicista.
Después de dirigir a Boca, considerada la provincia 25, la UCR porteña parecería un destino menor. Pero el angelicismo cree que la coexistencia con Larreta y la presencia de Lousteau, la estrella emergente del partido, es suficiente motivo para dar pelea por desplazar al líder histórico. El que pasó de aliado a enemigo.
Para dar pelea en el partido, el ex presidente de Boca cuenta como coroneles de maniobras al legislador local Martín Ocampo (ministro de Seguridad porteño) y José Palmiotti, dueño del emblemático bar La Perla en Caminito.
Por su lado, Nosiglia (que acaba de volver a poner la cara en las ligas mayores y fue electo en un cargo del Comité Nacional, aunque no consiguió la secretaría general) cuenta en su tropa al tándem Yacobitti-Lousteau y al ex presidente de la Cámara de Diputados, Rafael Pascual, vicepresidente del Círculo de Legisladores.
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