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«Quien se cree que es un vocero técnico y no político, se puede ir«. Por un instante, en la reunión de jefes de prensa, en el Salón Norte de Casa Rosada, surgieron dudas. Pero igual no hubo tiempo para que nadie comenzara la retirada, porque la aclaración llegó enseguida: «Acá somos todos políticos y estamos detrás de un proyecto político. ¿O alguien fue elegido por concurso o por un aviso en internet?». Fue el secretario de Comunicación y Prensa, Juan Pablo Biondi, quien en la primera reunión de voceros de todas las áreas del Gobierno y del oficialismo en el Congreso recurrió a una exageración para bajar línea y explicar su idea para evitar errores de comunicación.
El funcionario, uno de los de extrema confianza de Alberto Fernández, pidió a los voceros aceitar la coordinación con Presidencia y dejó en claro que los anuncios más sensibles de cada ministerio, aquellos que puedan afectar al Presidente, deben ser centralizados.
Juan Pablo Biondi. Foto Federico Lopez Claro
El encuentro del viernes, el primero que mantuvieron todos los equipos de comunicación desde la asunción de Fernández, fue trazado para que muchos se conocieran las caras por primera vez y, fundamentalmente, para ajustar un método de comunicación que permita minimizar el margen de error. Aunque el balance que se hace en ese aspecto del primer mes es «positivo», en Casa Rosada saben que el desgaste de la gestión no admite cortocircuitos y que la diversidad de sectores que confluyen dentro de del Frente de Todos requiere un esfuerzo adicional para unificar la agenda y el discurso.
Tras la presentación de rigor de los 20 voceros de los ministerios y de los organismos descentralizados, Biondi contó cómo está compuesto su equipo, en el que lo secunda Marcelo Martín; y remarcó que la coordinación con cada ministerio estará a cargo de Valeria Zapesochny, ex secretaria de Comunicación del gobernador tucumano Juan Manzur. Parece una aclaración innecesaria, pero en medio de la vorágine de lo que fue el primer mes de gestión, no lo fue. «Son parte de un proyecto político, tienen que trabajar organizados y subordinados. Y para eso van a contar con todo nuestro apoyo», explicó, flanqueado por los encargados de la comunicación del Congreso, el massista Santiago García Vázquez (Diputados) y Hernán Reibel (Senado), estrecho colaborador de Cristina Kirchner.
El Secretario de Comunicación Juan Pablo Biondi ingresando a la Casa de Gobierno. Foto: Luciano Thieberger.
Al mismo tiempo, Biondi pidió a los voceros que entiendan que es imposible escindir la comunicación de los objetivos políticos de un ministerio. «Sean parte política de los equipos de sus ministros«, arengó.
En la reunión, a más de uno lo sorprendió la presencia de Carlos Gianella, subsecretario de Relaciones con la Comunidad y Comunicación de la Jefatura de Gabinete bonaerense durante la gestión de Daniel Scioli. Convocado por Biondi para trabajar en asuntos estratégicos, desde hace una semana se instaló en un despacho contiguo al suyo, en la planta baja de Balcarce 50.
En la reunión, también dijo presente el secretario de Medios y Comunicación Pública de la Jefatura de Gabinete, Francisco Meritello; a cargo de los medios públicos, quien puso a disposición sus equipos para unificar el estilo de las campañas audiovisuales de cada área.
Desde el Congreso, Reibel tomó la iniciativa y ofreció a los ministros cuyos planes de gestión puedan incluir proyectos de ley trabajar en conjunto.
No se trata de un asunto novedoso en materia de comunicación. Néstor Kirchner solía prestar especial atención a las filtraciones y la tendencia durante los dos mandatos de Cristina se acentuó. Pero durante el macrismo también se concentró la información. Durante los primeros dos años en el poder, Marcos Peña imprimió un estilo similar, en el que todo asunto relevante pasaba por su filtro; y hasta había ministros que, para evitar problemas, pedían que desde su área se les nombrara el vocero. Con el correr de la gestión, ese formato fue perdiendo peso a partir de la desconfianza que caracterizó el vínculo de los ministros con el jefe de Gabinete.
Alberto Fernández junto a su vocero, Juan Pablo Biondi, antes de salir de su casa para jurar como Presidente.
«No se trata de un relato, sino de unificar la agenda del Gobierno. No somos librepensadores ni jugamos cada uno por nuestro lado», planteó a Clarín un alto funcionario al tanto de la estrategia. En rigor, en el esquema que trazó Biondi, los temas más específicos, de «nicho», y que por su envergadura no tengan un impacto masivo en el Gobierno, podrán ser anunciados por cada ministerio. Los importantes, en cambio, se realizarán en Casa Rosada.
Nadie quiere hacer hincapié en los desajustes que hubo en materia comunicacional, y ni siquiera Biondi hizo un reclamo específico en la cumbre; pero algunos quedaron expuestos. Incluso, uno de ellos lo marcó días atrás el propio Presidente, cuando se quejó de que se filtrara el recorte de la coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires a pesar de que todavía no estaban cerradas las conversaciones con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
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