Scocco ante la exigencia – Olé

La salvaje competitividad que Gallardo imprime a los planteles de River encierra una paradoja. Por un lado, es una de las llaves para mantener a todos al palo, seguir peleando todo lo que juega, reinventar el equipo cuando va perdiendo piezas. Y por otro, algunos soldados no consiguen mantener tamaños niveles de exigencia y, llegado un momento, eligen otros caminos aunque podrían seguir peleando por su lugar en la estructura del Muñeco.

Varios ex River recordaron últimamente, nostálgicos, su pertenencia a ese equipo ganador que sostiene por más de cinco años una era llena de gloria y épica. Pisculichi llegó a sentenciar que “De River no hay que irse nunca”. Pero él, Barovero, Pity Martínez y otros, en un punto, se descomprimieron de la tensión a que el DT obliga a todos sus hombres. “El que afloja por ahí se tiene que ir”, dijo en febrero cuando dejó en un partido a Pinola en el banco: “El que está mejor, juega”.

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Scocco está en una encrucijada. Es muy querido en un club que va siempre por objetivos mayores, está a tres goles de convertirse en el pichichi del ciclo, es primera alternativa de relevo en el ataque. ¿No es una situación deseable para un hombre de casi 35 años? Sí, pero justo por eso, porque no queda tanto hilo en el carretel, también es legítimo que se pregunte si pasará su última temporada entrando de a puchos, teniendo que ganarse el espacio en 15, 25, 30 minutos, con dos titulares que son aviones por delante y otros compañeros empujando desde atrás. Él ya vio a veteranos referentes (Maidana, Ponzio, Pinola) ceder el puesto ante compañeros que venían galopando.

Newell’s le ofrece la alternativa de otro lugar donde es ídolo y adorado y donde para tener un lugar como titular acaso no tendrá que pelarse la espalda tanto como se lo reclama la dinámica de River. ¿Scocco está dispuesto a esa competencia, no por sana menos feroz?