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La política es un mundo especial. Paso adelante, hacia el costado, en diagonal, estrategia permanente. Lo que hoy es una cosa, de repente se modifica. Y en este nicho del fútbol que, como todos, vive conmovido por el coronavirus, la Conmebol dio un importante paso adelante. Una demostración del poder de fuego que tiene de la mano de Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia, Paraguay, Chile y cuatro más.
Habla Domínguez. Está con Belloso, Nantes y Monserrat, en el congreso de la Conmebol.
No cualquiera es capaz de convocar en una teleconferencia a los dirigentes más poderosos del mundo. Y desde la sede de Luque se pudo, aun integrando a un personaje con el que no hay feeling ni se comparten la mayoría de las movidas, como el presidente de la FIFA. Pero en este contexto, en este Congreso número 72, la decisión fue de hacerlo partícipe a Infantino y hasta darle minutos para un monólogo en vivo por Internet, como a un invitado VIP. Es decir, se dejaron las diferencias de lado con el fin de sumar en un momento universal de tanta incertidumbre.
Chiqui Tapia participó desde Buenos Aires.
Un lugar común, más allá de balances aprobados y gestiones demostradas, fue el luchar en equipo, el peligro del rival de turno y la sensatez de no hablar absolutamente de ninguna fecha posible de regreso del fútbol cuando en el mundo se suman tristemente contagiados y muertos. Haya sido acting o no, se mostró un lado más humano, una preocupación razonable.
No sólo estuvo Infantino, sino los presidentes de las distintas confederaciones continentales. Incluso Alejandro Domínguez se encargó de remarcar, sin vueltas, que la UEFA es la gran aliada y que hay muchos proyectos en conjunto, aunque a la FIFA no le guste nada. También estuvieron los representantes de cada asociación (Tinelli por Argentina) y la numerosa teleconferencia salió como estaba presupuestado.
En lo político, golazo de Conmebol, siempre bienvenida para sus países integrantes como la Argentina.
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