Por Luciano Barrigón
Lo que parecía ser una noche complicada por un inicio demorado y una amenaza de lluvia terminó convirtiéndose en una jornada memorable. La primera luna del Festival brilló con intensidad y emoción, regalándole al público un espectáculo que quedará en la memoria de todos los presentes.
El comienzo de la velada tuvo que posponerse hasta las 22:30. Sin embargo, ni los retrasos ni el clima pudieron detener la magia de la noche. La ceremonia inaugural comenzó con la bendición del cura de la ciudad, Carlos Joaquin y el pastor Colombo, seguida de una imponente interpretación del Himno Nacional Argentino a cargo del maestro Lito Vitale junto a la majestuosa voz de Julia Zenko.
El tradicional grito «¡Aquí Cosquín!» marcó oficialmente el inicio del festival. Este momento estuvo a cargo, como ya es costumbre, del maestro de ceremonias Claudio «Pípulo» Juárez. Luego, los bailarines del Ballet de la Escuela Municipal de Folklore deslumbraron al público con el estreno de su número «Ser Camino», acompañando la interpretación del Himno de Cosquín.
Momentos inolvidables sobre el escenario
El grupo salteño Ahyre tuvo el honor de abrir la primera luna. Reconocidos por su trayectoria y galardonados el año pasado con el premio Consagración, deleitaron al público con un show cargado de emoción. Uno de los momentos más destacados fue cuando invitaron al escenario a la leyenda rosarina Carlos Baglietto para interpretar juntos «Témpano», arrancando ovaciones de una plaza repleta.
Luego llegó «Luna Cautiva», un espectáculo dirigido por el talentoso Lito Vitale que reunió en el escenario a grandes artistas como Ángela Leiva, Rodrigo Tapari, Baglietto y Zenko. Juntos interpretaron clásicos del folklore argentino, regalándole al público un despliegue de voces que emocionó profundamente.
La noche continuó con Jorge Taborda, ganador del PreCosquín como solista instrumental, quien volvió a demostrar su virtuosismo. Más tarde, Mery Murúa, reciente ganadora de un premio Gardel, regresó al escenario mayor con una presentación llena de talento, continuo con la delegación de Japon compartiendo parte de su cultura.
Otro momento especial fue protagonizado por voces de tribu, grupo femenino ganadoras del PreCosquín como conjunto vocal. Su actuación incluyó un homenaje al querido Ramón Cortez, logrando una conexión única con el público.
El tango también tuvo su espacio en esta primera luna con el Esteban Morgado Cuarteto, acompañado por la potente voz de Guillermo Valdez. Juntos ofrecieron una presentación que fue uno de los momentos más emotivos de la noche.
El broche de oro: Abel Pintos
La madrugada se iluminó con la actuación estelar de Abel Pintos, el artista más esperado por el público. Con su inigualable carisma y talento, Abel interpretó un repertorio que incluyó tanto sus éxitos clásicos como canciones más movidas que hicieron bailar y cantar a toda la plaza. Además, sumó versiones folklóricas que encajaron perfectamente con el espíritu del festival, consolidándose una vez más como una de las figuras más queridas por los argentinos.
El cierre de una noche inolvidable
La primera luna del festival culminó en la madrugada con una vibrante cacharpaya que reunió a varios artistas como Pablo Lozano, Suyai, La Barbarie Ballet, Lucas Cáceres, Melina Cabocota, el dúo Aruma y Gualicho. Juntos cerraron la noche con una energía contagiosa que dejó al público con ganas de más.
La primera luna del Festival no solo superó las expectativas, sino que demostró una vez más por qué este evento es un ícono del folklore argentino. ¡Que sigan brillando las lunas por venir!
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