MULTIMEDIOS PRISMA 24

IDENTIDAD EN COMUNICACION

Cosquín despide con gratitud al Papa Francisco

⁹En nombre del pueblo de Cosquín, y como hijo de estas tierras cordobesas que vibran con la fe, la cultura y el compromiso con la gente, quiero elevar unas palabras humildes, pero profundamente sentidas, para despedir al Papa Francisco, nuestro querido Jorge Bergoglio, que partió hacia la Casa del Padre el día 21 de abril de 2025, justo un día después de la Pascua de Resurrección de Jesucristo, la fiesta central del pueblo cristiano.

Su vida fue, sin dudas, un testimonio profundo de amor por los más humildes, por los rezagados de este mundo, por aquellos a quienes muchos prefieren no mirar.

Francisco no fue solo el primer Papa latinoamericano, ni solo el primer jesuita en ocupar el trono de Pedro: fue el Papa del pueblo. Un hombre sencillo, austero, profundamente humano, que nos devolvió la esperanza en una Iglesia cercana, valiente y profundamente transformadora.

Para Córdoba, y para nuestra Cosquín querida, su figura no es ajena ni lejana. Jorge Bergoglio caminó nuestras calles, respiró nuestro aire serrano, compartió silencios y búsquedas profundas en tiempos que él mismo consideró fundantes para su vocación. Entre 1958 y 1960, y más tarde entre 1990 y 1992, Córdoba fue parte de su camino espiritual. Y ese paso dejó huella.

Aquí, en este suelo, vivió parte de su formación como novicio y sacerdote, en una provincia atravesada por la religiosidad popular, la devoción sincera y la historia viva de hombres como el Cura Brochero, a quien Francisco convirtió en santo el 16 de octubre de 2016, en una ceremonia que aún emociona a quienes la vivimos.

Esa canonización fue un gesto inmenso para nosotros, los cordobeses. El Cura Gaucho, nuestro Brochero querido, que hizo de la fe un acto de amor concreto hacia los demás, fue reconocido como lo que siempre fue: un santo del pueblo. Y lo fue gracias a este Papa que entendió que la santidad se construye en el barro, en el lomo de una mula, al calor del sacrificio cotidiano y de la entrega total.

Unos años antes, en 2013, el hoy Obispo Roberto Álvarez, el querido Chobi, le acercó a Francisco el poncho coscoíno que nos identifica, y Bergoglio nos agradeció mediante una carta a nuestro Festival de Folklore que rezaba:

“… ¡Cuánto ayuda Cosquín a ese deseo de hermanarnos en paz… En ese remanso de arte nacido de nuestra gente, de nosotros mismos, nos resulta más fácil y sereno mirarnos a los ojos, respetar las diferencias y ensayar un apretón de manos…”

Hoy, Francisco descansa. Pero su legado sigue vivo en cada gesto de misericordia, en cada comunidad que se abre a los que sufren, en cada rincón del mundo donde alguien dice: “la Iglesia me escucha”.

Desde Cosquín, donde los acordes del alma se funden con la oración y el trabajo comunitario, elevamos una oración y una zamba. Porque despedimos al Papa con tristeza, sí, pero también con gratitud y compromiso. Nos deja una tarea: construir una sociedad más humana, más justa, más solidaria.

Gracias, Francisco, por tu paso por la historia. Gracias por mostrarnos que otra Iglesia —y otro mundo— no solo son posibles, sino urgentes.

Dr. Raúl Cardinali
Intendente de Cosquín
En nombre de todas las vecinas y vecinos de nuestra querida ciudad.

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